Donde la música sustituyó a la medicina
Entramos en uno de los pabellones que formara parte del gran proyecto inconcluso de Francisco Sabatini para construir el Hospital General de Madrid, el cual hoy alberga las dependencias del Real Conservatorio de Música de Madrid.
Los inicios de este edificio los encontramos en la época de Fernando VI, que decide construir un hospital nuevo sustituyendo los que hasta entonces existían, el Hospital General de Hombres, y el de la Pasión o de Mujeres.
El primer proyecto fue encargado a Ventura Rodríguez, pero fue rechazado, siendo aceptado el presentado por el ingeniero militar José Hermosilla. De ese proyecto de Hermosilla, iniciado en 1759, solo se construyen los sótanos y se levantan del edificio algunas zonas hasta el piso principal; es ya bajo el mandato de Carlos III cuando se encarga al arquitecto Francisco Sabatini que retome las obras; Sabatini amplia el proyecto inicial diseñando un edificio de mayores dimensiones que el propio Palacio Real con la idea de crear un palacio-hospital-asilo, pero solo se llegaron a construir dos quintas partes debido a grandes problemas económicos. Lo construido se inaugura en agosto de 1781, con 1.561 camas.
A la muerte de Carlos III, en 1788, solamente se había cerrado uno de los patios y se había construido una de las alas de otro de ellos, que llegaba hasta la calle Atocha, y que es el edificio que hoy visitamos.
En 1905 la Diputación Provincial vendió al Estado este pabellón, y en el que se estableció el Hospital Clínico de la Facultad de Medicina. Cesáreo Iradier se encarga de su reforma, ampliación y la terminación de las fachadas.
En 1987 se inicia la reforma del pabellón para albergar el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y la Escuela de Arte Dramático y Danza, pero finalmente quedó destinado exclusivamente a Conservatorio Superior de Música.
Lo primero que nos llama la atención en la visita que realizamos son los enormes pasillos que recorren todo el edificio, desde la entrada por la calle Santa Isabel hasta la zona de la calle Atocha.
En la zona más próxima a la calle Atocha es donde nos encontramos con el único elemento arquitectónico que perdura del edificio original, la escalera.
Prácticamente todo el edificio, incluidos los sotanos, han sido acondicionados para el uso que hoy tiene el edificio, salas insonorizadas, aulas, auditorios…. no quedando casi nada de lo que fuera un lugar destinado a hospital.
Paseando por sus largos pasillos podemos encontrar muestras de algunas obras históricas de nuestra historia musical.
Un lugar bastante interesante, lástima que no pudieramos visitar su museo, ni el auditorio Manuel de Falla, algo que ha ha quedado pendiente para una visita próxima.
Acabamos la visita y no queremos despedirnos sin agradecer a Madrid Open House la oportunidad de haber conocido este histórico edificio, ni al personal del Conservatorio por enseñarnoslo y sus amenas e instructivas explicaciones.