El una vez fue sofocado el levantamiento del 2 de mayo de 1808, las tropas francesas ejecutaron a decenas de madrileños como represalia a dicha rebelión. Las órdenes eran que se dejaran los cadáveres de los fusilados amontonados por las calles para que los pudieran ver el resto de los habitantes y así conocieran el castigo por dicha rebelión. Los fusilados fueron escogidos al azar entre los detenidos después de la revuelta.
Los cementerios "cobran vida" en fechas como las actuales; el 1 de noviembre, Día de todos los Santos, y el 2 de Noviembre, Conmemoración de los Fieles Difuntos, son fechas en las cuales "se pueblan" de flores las sepulturas, y unos lugares, normalmente vacíos, ven como por "sus calles" van y vienen aquellos que quieren honrar a sus seres queridos.